El cine de animación vive una época dorada gracias al lanzamiento de grandes blockbusters de estudios como Walt Disney Animation, Pixar o Illumination Mac Guff que son un auténtico deleite visual. De cara al pasado y gracias a los avances en softwares de este tipo, la forma de ejecutar estas producciones suele salir mucho más rentable que hace veinte, treinta e incluso cuarenta años gracias a la llegada del formato 3D dentro del mundo de la animación. Sin embargo, hay un estudio que, aún en pleno siglo XXI, sigue ligada a la animación tradicional en dos dimensiones y cuyas producciones siguen siendo muy exitosas no solo en Japón, sino en todo el mundo. Hablamos, como no podía ser de otro, de Studio Ghibli, el cual es considerado por muchos como uno de los mejores estudios de animación de la historia.
Fue Hayao Miyazaki quien, en compañía de su inseparable amigo y mentor Isao Takahata, fundó este estudio en 1985 produciendo proyectos cinematográficos tan reputados dentro del mundo de la animación como ‘Nausicaä del Valle del Viento’ o ‘La princesa Mononoke’. Desde entonces, tanto Miyazaki como Takahata han sido considerados como auténticos genios dentro de este noble arte y se han ganado el respeto y la admiración de todos aquellos que aspiran a trabajar dentro del mundo de la animación.