Cuando se habla hoy en día de una mujer empoderada se suelen poner de ejemplos a chicas que han logrado cierta repercusión, éxito a nivel profesional y vital, que se muestran libres, capaces de hacerlo todo por sí mismas… El empoderamiento femenino, sin embargo, ha estado ligado en estos últimos años a una visión algo sesgada de lo que se supone que debe “ser una mujer”. En contra de lo que ha venido siendo hasta ahora el ideal femenino, las mujeres ya no quieren ser sumisas, no quieren estar en un segundo plano, ni depender de nadie. Ellas mismas pueden encontrar sus posibilidades, pueden disfrutar de su libertad, tanto económica como vital y sexual, y se sienten orgullosas de ser independientes. El empoderamiento ha llegado a tal punto que hasta son capaces de utilizar su cuerpo y sus encantos para sentirse más fuertes, más liberadas, algo que mucha gente censura.
¿Cuántas mujeres defenderían que la prostitución por voluntad propia también es algo liberador y empoderante? El tema del trabajo sexual ha dado mucho que hablar dentro del mundo del feminismo, creándose distintas corrientes contrapuestas. La mayoría de feministas de la nueva ola piensan que la prostitución debería erradicarse sí o sí, porque siempre supone una explotación sexual. Arguyen teorías basadas en la Historia, en la propia trata de personas en la actualidad, y en los números que reflejan cómo los hombres son los mayores consumidores de prostitución, con mucha diferencia. Pero también hay mujeres que defienden el derecho a otras de utilizar su cuerpo y su sexo como modo de trabajo para conseguir esa independencia deseada. Chicas que no están bajo el yugo de ningún proxeneta, que no trabajan forzadas, sino por voluntad propia, en el mundo del placer y la pasión. ¿Tienen derecho a trabajar de esa forma o deben censurar su comportamiento por la opinión de otras mujeres? La discusión se tiene en torno a conceptos y situaciones actuales, pero lo cierto es que ya hubo, hace muchos siglos, mujeres empoderadas que trabajaban en el sexo. Se llamaban Hetairas y eran las mujeres más poderosas dentro de la Antigua Grecia.